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Carta 33 – Ciclo 2: Programados para experimentar los más elevados estados de conciencia

Examinamos el rol que juega la atención para darnos cuenta de quiénes somos realmente. Pero existe otro proceso que se pone en movimiento al prestar atención, se activan partes de nuestro cerebro que nos permiten una nueva y más verdadera percepción de la realidad.

La Dra. Shanida Nataraja explica: “Recientes investigaciones han demostrado la existencia de una cadena de procesos dentro del cerebro humano que intervienen en nuestro acceso a estados de conciencia más elevados. La secuencia es la siguiente: la corteza pre-frontal de nuestro cerebro participa en nuestros pensamientos, imágenes y fantasías, tanto como lo hace la atención. Al concentrar nuestra mente en un punto de atención, por ejemplo, en un mantra, estimulamos el aumento en la actividad en estas células de la atención. A medida que nuestro foco de atención se profundiza, la actividad en las células que intervienen en los pensamientos e imágenes disminuye notablemente, esto se ve reflejado en la disminución de las ondas Beta, nuestras ondas de pensamiento – la parte “egoica” de nuestra conciencia -. Mantener la concentración durante un tiempo prolongado en un punto de atención también activa las células en el lóbulo temporal y el aumento de actividad que allí se produce provoca a su vez cambios en el sistema límbico, la región que se ocupa de la respuesta emocional, lo cual permite que se produzca un cambio del sistema nervioso simpático (huir o pelear) al sistema nervioso parasimpático (descanso y relax), “reacción de relajación”. El miedo expresado en la fuerte reacción de supervivencia “huir o pelear” cambia por la aceptación, relajación y tranquilidad, la “reacción de relajación”; estos cambios son reflejados por un aumento de las ondas Alfa y Theta. Sin embargo, esto es solo el comienzo. A medida que la meditación se hace más profunda, lo mismo ocurre con la “reacción de relajación”. Esta profundización tiene a su vez repercusiones que llevan a una disminución en la actividad de la corteza parietal, un área del cerebro asociada a la orientación en tiempo y espacio y en crear límites entre el ser / el no ser, y el mundo de los opuestos – en realidad muchas de las cualidades del “ego”. Esta disminución en la actividad se ve a su vez reflejada en una disminución de esas habilidades, lo que explica por qué existe una sensación de que la separación de nuestra identidad – y el tiempo y el espacio - se disuelve y los opuestos se unen. Por lo tanto, los humanos no solo están programados para experimentar la realidad ordinaria sino que también están programados para experimentar estados de conciencia más elevados.” (‘The Blissful Brain’ – Neuroscience and proof of the power of meditation’).

Al prestar atención hemos cambiado el cerebro a otra forma de percibir la realidad. Nuestro cerebro es un maravilloso receptor que Dios nos ha dado, que nos permite cambiar a diferentes modos de percepción, lo que nos permite tener acceso a diferentes niveles de realidad.

Por lo tanto, la atención amorosa que ponemos en nuestra palabra - oración, nos permite sintonizar con la Realidad Divina, que es el Amor. Perdemos nuestro sentido de separación y aislamiento, que nos viene de nuestro cerebro izquierdo, la casa del “ego”. Nos permite penetrar en las palabras de Jesús “dejar a un lado nuestro ser”. En cambio, descubrimos la inter conexión con los demás y con la Amorosa Realidad Divina, y sabemos que somos en verdad “Niños de Dios”. Esta conciencia transformadora es el resultado de la meditación como una disciplina espiritual.

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