Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Jueves de la Quinta Semana de Cuaresma

21 de marzo de 2024

En ocasiones te encuentras con jóvenes que, a pesar de su falta de experiencia, poseen una sabiduría que trasciende sus años. También puedes encontrarte con personas mayores, con mucha experiencia, cuyo desarrollo se detuvo en una etapa temprana. Cuando te topas con individuos así, no puedes evitar ver lo que ves, pero, por supuesto, siempre es importante recordar "no juzguéis para que no seáis juzgados". Quizás se hayan bajado del tren por un momento y se hayan quedado varados en un andén vacío esperando que llegue el próximo.

Recientemente, se ha examinado de cerca las etapas del desarrollo humano. Sabemos que nuestras fases de crecimiento se superponen, pero también siguen una secuencia inevitable. Ciertas habilidades, como el lenguaje, la independencia social y las necesidades emocionales, parecen ser leyes del desarrollo grabadas en la persona humana y siguen un calendario. Cada uno de nosotros se desarrolla de manera única, pero todos estamos sujetos a las leyes de la naturaleza. Sin embargo, existen excepciones. En algunos casos, el proceso de desarrollo puede quedar estancado y esperar un reinicio durante décadas. En otros, parecen abarcar décadas en meses. Mozart comenzó a componer a los cinco años. Un jugador de ajedrez de ocho años ha derrotado a un gran maestro mundial.

Más importante aún, sin embargo, son los maestros espirituales que han alcanzado el más alto nivel de desarrollo en esta dimensión. Desde su visión única del panorama de la realidad, han impartido enseñanzas que han creado canales de transmisión duraderos a lo largo de la historia y en muchas culturas. Encontrarse con tales maestros o beneficiarse directamente de su transmisión a través de sus seguidores significa disfrutar de un impulso en tu viaje personal. No significa que la experiencia del maestro se convierta en la tuya y que sean clonados en ti. Pero en cierto sentido, algo así sucede a través de un encuentro cercano con una persona de alto desarrollo espiritual. Las escrituras insisten en el valor y la necesidad de estar en la presencia de tales individuos.

Para que la influencia se transmita, se necesita paz, una conexión de fe y libertad de duda y envidia. Entonces, algo de su conocimiento entra en tu experiencia, expandiendo tu capacidad para la realización personal que aún debes lograr a tu manera. Por lo tanto, no es que te conviertas en un prodigio espiritual solo por ósmosis, sino que la "gracia del guru" te acompañará en tus quehaceres diarios, protegiéndote y apoyándote en momentos de desánimo y duda, y ayudándote a convertir un sentimiento de fracaso en sabiduría.

El Evangelio cuenta la historia de un banquete que estaba preparando un hombre, pero las personas a las que invitó rechazaron su invitación. Entre las excusas que dieron estaban las reuniones de negocios, las nuevas posesiones que les distraían o el hecho de haberse casado recientemente. El hombre dijo a los suyos que salieran y trajeran a los pobres, los minusválidos y los ciegos. Dijo -y esto se me ha pasado por alto en muchas relecturas que he hecho de la historia-: "Quiero que mi casa esté llena".

Lo leo como un ejemplo de la humildad de Dios que vemos en el altruismo de los maestros espirituales a lo largo de la historia. Un niño dijo una vez que Dios creó a las personas porque quería que disfrutaran de las cosas bellas que había hecho. No quería estar solo. Una ley del desarrollo es que el lleno se vacíe para que el vacío se llene.

Que todos aquellos que buscan su propia plenitud amen y honren al sabio iluminado (Mundaka Upanishad)

La palabra "Upanishad" significa literalmente "sentarse al lado del maestro", como se hace en la mesa.

Laurence Freeman, OSB.