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Ciclo 2 – Carta 10: Nivel más profundo de Conciencia

Meister Eckhart va más allá que los primeros cristianos, dice que podemos tener verdadero conocimiento de Dios, llegar en realidad a lograr una perfecta unión con Dios en esta vida. “Del mismo modo con frecuencia he dicho que hay algo en el alma que está estrechamente relacionada con Dios, que es una con Él y que no está simplemente unida… Es una unidad y una unión pura.”

Santa Teresa de Ávila, en el Castillo Interior, habla acerca de la séptima morada del matrimonio espiritual como un estado permanente de unión más allá del éxtasis. Los místicos modernos hablan de Conciencia de Unidad.

Como hemos visto, la semejanza con lo Divino ha sido siempre aceptada dentro de la Cristiandad - el alma como el espejo de Dios - pero la identidad total ha sido frecuentemente sujeto de discusión. Sin embargo encontramos en el Evangelio de Tomás “Quien beba de mi boca se convertirá en mí y yo me convertiré en esa persona, y lo oculto le será revelado a ella”. La conciencia de la realidad subyacente, de la Realidad y de la interconexión de toda la humanidad y la creación con la Energía Divina y la Conciencia es también la oración de Jesús por nosotros en su discurso final a los discípulos: “No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros…Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno” (Juan 17,20).

Cuando recordamos nuestra verdadera identidad, sabemos y vemos, a nivel intuitivo; entonces podemos ver cara a cara. “Veo a Dios como él me ve a mí. Mis ojos y los ojos de Dios son un solo ojo y una sola mirada, un solo conocimiento y un solo amor” (Meister Eckhart).

¿Es esta comunión una unión verdadera? Bede Griffiths lo explica maravillosamente. “No hay duda que el individuo pierde todo sentido de separación con la Unidad y que experimenta una unidad total, pero eso no significa que el individuo no exista más. Así como cada elemento de la naturaleza es un reflejo único de la Realidad única, cada ser humano es el centro único de conciencia en la conciencia universal” (Bede Griffiths, El Matrimonio de Oriente y Occidente).

Somos concientes durante algunos momentos, por cierto transitorios, de la belleza de nuestro ser eterno, a medida que perdemos conciencia de nuestro ser superficial. Debemos cambiar nuestro centro de percepción, nuestra conciencia: “No debemos mirar, sino que debemos cerrar los ojos y cambiar nuestra facultad de visión por otra. Debemos despertar esta facultad que todos poseemos, pero que pocos usamos alguna vez” (Plotino). No podremos tomar conciencia de quiénes somos realmente si no aprendemos a usar estos dos diferentes niveles de conciencia. Pero ese es el primer paso, el segundo es cómo reconciliar estas dos maneras de ser. “Luego de haber descansado en lo Divino, cuando he descendido del Intelecto al razonamiento discursivo, me siento confundido de cómo lo he hecho” (Plotino, Enéadas). Podemos sentirnos extraños en el mundo y sin embargo debemos integrar estas experiencias a la vida diaria. ¿Cómo hacerlo? Plotino, filósofo y místico del siglo II de gran influencia en los primeros cristianos y que fue tomado por Evagrio en el siglo IV, nos da la respuesta: Practicando las virtudes - abandonando los deseos del ego - y la contemplación. Estas dos disciplinas ayudan a mantener la conexión entre las experiencias místicas y la vida diaria.

“En Plotino convergen casi todas las principales corrientes de pensamiento que vienen de 800 años de especulación griega, de ella surge una nueva corriente destinada a fertilizar las mentes tan diferentes como las de Agustín, Dante, Meister Eckhart, Henri Bergson y T. S. Eliot.” (E. R. Dodds, amigo de T.S. Eliot).

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