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Ciclo 1 – Carta 30: Las etapas del viaje (2)

Como hemos visto, la Meditación nos lleva a tener una mayor conciencia de nuestros condicionamientos y por tanto al auto conocimiento y finalmente a la libertad. Una forma útil de entrar al silencio es recordar que todos nuestros pensamientos son pensamientos acerca del pasado o del futuro. Necesitamos abandonar esos pensamientos y permanecer en el momento presente, pero como todos sabemos por experiencia, es más fácil decirlo que hacerlo. En la Meditación Cristiana el mantra es nuestra forma de permanecer en el momento presente, completamente concentrados y conscientes.

Recuerdo que años atrás apareció una publicidad para la meditación. En un poster se podía ver a un gurú indio vestido en forma típica, parado sobre su tabla de surf, en perfecto equilibrio y montando las olas. Debajo se leía la frase: “No puedes parar las olas, pero puedes aprender a surfear”. El mantra es nuestra tabla de surf. No puedes suprimir ni deshacerte de tus pensamientos, estarán allí, como las olas. Acéptalos como parte tuya y móntalos con destreza. A veces te caes de tu tabla, pero te trepas a ella nuevamente. Como dice Samuel Becket: “No importa que trates y falles, intenta de nuevo, entra al silencio".

En esta etapa, cuando entramos al silencio, es importante recordar que nuestro yo condicionado, el “ego”, no quiere que nos salgamos de su esfera de influencia, quiere mantenernos en la superficie. Nos anima a identificarnos con esos pensamientos, emociones, máscaras y roles. No quiere que nos pongamos en contacto con las partes más profundas de nuestra conciencia, porque ha depositado allí, en el primer nivel, todas las experiencias que amenazaron nuestra supervivencia y no quiere que nos encarguemos de ninguna de ellas.

Por cierto, necesitamos al ego, el instinto de supervivencia, pero a veces es como un padre sobreprotector, queriendo mantener sus hijos cercanos, no permitiéndoles desarrollarse y aprender en forma independiente. Entrar al silencio es al principio como abandonar el hogar, para así llegar a nuestro verdadero hogar.

¿Qué hace el ego cuando nos zambullimos en el silencio? Frecuentemente aumenta nuestros pensamientos. Sin embargo, cuando podemos surfearlos y entrar en el silencio, el ego nos anima para que abandonemos el mantra. Podemos convencernos que el mantra acrecienta la paz. Si escuchamos la voz de nuestro ego y abandonamos nuestra tabla de surf, solo flotamos (¡o nos hundimos!) en la “paz perniciosa” o el “sagrado flotar”, y así el ego ha triunfado obstaculizando nuestro progreso. Si esto falla, el ego puede preguntarnos: “¿No es aburrido, simplemente repetir una palabra? ¡Qué estafa!” Si después de eso todavía estamos meditando, podría intentar algo diferente, impulsándonos a preguntarnos: “¿Estoy seguro que este es el método correcto o el mantra correcto?" ¡Nuevamente el ego se está asegurando que no vayas a ninguna parte! El único camino es perseverar, es meditar fielmente a pesar de las distracciones.

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