Un extracto de Laurence Freeman OSB, Salud y Plenitud de la serie de charlas Meditatio 2015A Ene-Mar, pp. 27-28, en wccm.org.
El conocimiento espiritual es el resultado de una atención total: "Busca primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas te serán añadidas." (Mt 6:33) El conocimiento espiritual es una forma de percepción que surge de un centro de conciencia claro y despierto: "Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios." (Sal 46:10) Surge de la quietud más que de la actividad intelectual y se caracteriza por las cualidades contemplativas de silencio, quietud y simplicidad.
El conocimiento espiritual no es lo mismo que la creencia religiosa. La creencia religiosa sin conocimiento espiritual puede ser muy vacía y hueca. El conocimiento espiritual es el resultado de una atención total que podríamos describir como una condición de completa simplicidad que no cuesta menos que todo, como lo describió la Madre Juliana. Si algo cuesta todo, ¿con qué nos quedamos? Con nada. En las dos parábolas que Jesús usa para describir el reino de los cielos: el tesoro escondido en el campo y la perla de gran valor, la persona vende todo, todo, para comprar la perla o el tesoro. Existe esta relación directa entre no tener nada y tenerlo todo, entre la pobreza de espíritu, la primera de las Bienaventuranzas, y el reino de Dios.
Por eso dejamos ir todo. Por eso en todas las grandes tradiciones místicas, términos como nada, vacío, pobreza, describen lo que encontramos en el camino. ¡Nada! ¡Nada! ¡Nada! dice San Juan de la Cruz; o Casiano: "Mediante la repetición continua de este único versículo, renuncias a todas las riquezas del pensamiento y la imaginación, y llegas con facilidad a la primera de las Bienaventuranzas, la pobreza de espíritu." Así que nuestra meditación está en esta frecuencia de sabiduría mística, de conocimiento espiritual.