Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Lunes Santo

Y la casa se llenó del olor del perfume.

Jn 12:1-11

Las etapas de la conciencia en la evolución humana se describen con frecuencia como un ascenso de lo animista a lo mágico, de lo mítico a lo racional. Se reflejan en el desarrollo mental de cada ser humano. La pregunta que se nos plantea hoy en día es “¿y ahora qué? 

El racionalismo y el materialismo científico nos han llevado a un punto de inflexión entre la autodestrucción y la autotrascendencia. Quizá para sentir el camino a seguir sea mejor mirar hacia atrás que hacia delante. Algunas culturas consideran que el pasado está delante porque podemos verlo mejor. El futuro es tan imperceptible que lo describen como detrás de ellos. En general, como todos podemos atestiguar, estos diferentes niveles deben integrarse mientras amanece el siguiente. No hace falta que dejemos por completo la magia o que dejemos de recurrir a la imaginación mítica cuando miramos por un microscopio o un telescopio o nos enfrentamos a una crisis bancaria.

La historia de hoy es la de una mujer, María de Betania, la hermana contemplativa de la hiperactiva Marta. Seis días antes de su muerte, Jesús va a cenar a su casa. María le unge los pies con un costoso ungüento y se los seca con sus cabellos. La casa se llena de su perfume. El escritor describe a continuación la reacción del traidor Judas, que se queja de que su gesto es un despilfarro de dinero que podría haberse dado a los pobres. San Juan se introduce en su propia narración de la historia para decir que Judas era un ladrón que robaba del fondo común que él administraba. Jesús defiende a María frente a Judas, como antes hizo frente a su hermana, explicando cómo su acción anticipa su embalsamamiento.

El relato es un laberinto de significados. Esto significa que no podemos perdernos si seguimos dando el siguiente paso. El camino va hacia delante y hacia atrás, como los laberintos, pero estaremos seguros de llegar al centro. Sin embargo, ¿qué nivel de conciencia es el más apropiado para esta lectura que conduce a la meta de una comprensión más cercana de Jesús? 

Como veremos más adelante en el relato de la Pasión, Judas es un guía importante. Su motivación para traicionar a su maestro sigue sin explicarse. Un evangelista dice que estaba poseído por Satanás, otro que lo hizo por dinero. Tal vez, tratando de aumentar los ingresos y hacer economías, se quedó atascado en un nivel uni-lineal de conciencia racional. El hecho de que Jesús se mostrara tan indiferente ante el despilfarro de dinero -y, al parecer, incluso ante los pobres- le confundió e inquietó dolorosamente. Quizá se sintió traicionado. En lugar de estereotiparlo como un malvado villano mítico, podríamos empatizar con él, conscientes de nuestra propia lucha por comprender con una mente meramente racional lo que sólo puede entenderse con una mente contemplativa. Mantengamos abierta esta posibilidad hasta que veamos a Jesús dialogar con él en la Última Cena del jueves.

El olfato es altamente evocador y emocional, pre-racional, también quizás post-racional. Perderlo disminuye la riqueza de la vida. El olor del dinero tapa el perfume de la verdad. Aquí también vemos la deformación del tiempo. El entierro de Jesús está sucediendo ahora en la cena. No se le unge como rey, en la cabeza, sino como cadáver, empezando por los pies. En este momento preprandial, incluso el despilfarro de dinero cobra sentido cuando vemos cuántos planos transparentes de la realidad se superponen unos a otros, revelando un propósito amoroso de asombro sobrecogedor en acción.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Elba Rodríguez, WCCM Colombia

Derechos Reservados (c) 2024
WCCM Latinoamérica