“Metanoia” es un estado relacionado con el “regalo de las lágrimas” y el “arrepentimiento” y fluye de estas virtudes. Las dos palabras griegas de origen son “meta” y “nous” El prefijo “meta” significa ir más allá y también implica cambio y “nous” es el “intelecto”, no la inteligencia racional sino la intuitiva. Es nuestro modo de saber intuitivamente que algo es verdad.
Meister Eckhart, el místico alemán del siglo XIV, describe este conocimiento intuitivo, al igual que lo hicieron muchos antiguos Padres, como el `ojo del corazón´. El habla de “conocimiento puramente espiritual, allí el alma es cautivada muy lejos de las cosas terrenales. Allí oímos sin escuchar sonido alguno y vemos sin ver…”
Es un modo de entender, más allá de lo común, es una transformación de la conciencia, es un ir más allá hacia una Realidad más profunda, incluso un encuentro con la Realidad Más Importante, es el modo “por el cual Dios puede ser visto” (Meister Eckhart). Los primeros cristianos, en particular Clemente y Orígenes en el siglo II, equiparaban el concepto platónico de `nous´ con el de `Imagen de Dios´ del Génesis. En realidad, lo veían como nuestro punto de contacto con Dios; era considerado como la parte más elevada de nuestra alma, la esencia de nuestra humanidad, nuestro órgano para orar. Los antiguos Padres de la Iglesia están todos de acuerdo en que esta `imagen´ está contenida en cada uno sin excepción. Esto, agregado a la teoría griega que solo puede conocerse lo que es semejante - lo cual fue completamente avalado por pensadores cristianos incluyendo Tomás de Aquino y Meister Ekhart - implica que podemos por lo tanto llegar a conocer a Dios intuitivamente, ya que somos `como él´ en esencia, tenemos algo esencial en común con lo Divino. Meister Ekhart lo llama `la chispa, `el castillo´ o a veces `la base´ de nuestro ser". Por lo tanto, buscar a través y más allá del `nous´ nos permite darnos cuenta de quiénes somos realmente, hijos de Dios. “Pero a todos los que lo recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.” (Juan 1:12)
Pero para darnos cuenta de este `parecido´ esencial necesitamos purificarnos de nuestras desordenadas emociones egoístas, sólo así podemos ver la verdadera realidad. El significado de esto queda claramente demostrado en María Magdalena (Juan 20: 10-19). Después de la crucifixión de Jesús, se dirige a la tumba y la encuentra vacía. Está consternada, envuelta en su propia pena y angustia. Aun cuando Jesús aparece, está tan abrumada por su dolor que no puede verlo. No lo reconoce y cree que es el jardinero. En el momento que Jesús pronuncia su nombre, sale de su visión nebulosa de la realidad enfocada en sus propias emociones y necesidades y lo ve en su verdadera realidad.
La palabra “metanoia” fue también usada por los Padres y las Madres del Desierto para hacer reverencias y postraciones, lo que aclara que la actitud que se requería, la que puede llevar a alcanzar la gracia de “metanoia” era de humildad y de arrepentimiento, de apertura del corazón. `Metanoia´, descubrir quién es uno en verdad y quién es Dios/Cristo, es una fuente de dicha infinita.