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Sábado de la tercera semana de Cuaresma

Todos hemos pensado alguna vez en hacer algo que más a menudo aconsejamos a los demás que hagan: “dar un paso atrás” de la confusión y el ritmo acelerado de la vida, para tener una mejor perspectiva, permitir que las emociones se calmen y tomar decisiones difíciles de una manera más sabia. En una cultura más sana que en la que se ha convertido la nuestra, la propia vida ofrece estas oportunidades, aunque no siempre se aprovechan. Había pausas, celebraciones religiosas como la Cuaresma o viajes lentos en vagones incómodos en lugar de viajes rápidos en aviones y trenes incómodos.

Hoy tenemos que hacer un esfuerzo personal para apartarnos del torrente de las “diez mil cosas”, del enjambre de distracciones, plazos, exigencias de respuesta inmediata y dificultades de la vida cotidiana. (Incluso en Bonnevaux. Mi computadora  se ha congelado y he tenido que reiniciarla). 

Retrocede ahora, si tienes tiempo, y busca el capítulo 16 del Tao Te Ching. Aquí tienes una muestra:

Vacíate de todo. Deja que la mente descanse en paz.

Las diez mil cosas suben y bajan mientras el Ser observa su regreso. Crecen y florecen y luego vuelven a la fuente. Volver a la fuente es quietud, 

que es el camino de la naturaleza.

El impacto de Covid podría describirse en términos generales como algo que provoca una gran angustia en las personas o que las lleva a reequilibrarse y a establecer prioridades. Conozco a muchos del segundo grupo que pretendían aprender la lección de Covid, dar un paso atrás, pero que rápidamente se vieron tan abrumados por las diez mil cosas como antes, o incluso más.

María, contemplando las montañas cubiertas de niebla, es un símbolo, no sólo del descuidado lado maternal de Dios, sino de la contemplación como parte integrante del florecimiento humano. Lo que no entendía, lo “meditaba”. La palabra griega (symballousa) sólo se utiliza una vez en la Biblia para describir cómo respondió a los desafíos del misterio lleno de dolor y maravillas en el que estaba atrapada. Es la raíz de la palabra símbolo, que significa reunir o juntar.

Percibir simbólicamente es algo más que pensar en algo o analizarlo en busca de una respuesta o explicación. Es “simbolizarlo”, es decir, reunirlo en un todo. Para ello hay que dejar de pensar durante un tiempo. Esto no significa que tengamos que ir a una montaña cubierta de niebla. Nuestras meditaciones dos veces al día son más que suficientes.

Laurence Freeman 

Traducción: Gabriela Howson, WCCM Argentina

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