Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Ciclo 1 – Carta 31: Entrando al silencio

Se necesita valor para olvidarnos de nuestros pensamientos, de nuestro ego, para abandonar la comodidad de nuestro condicionamiento personal, para abandonar - aunque sea temporalmente - nuestro sentido de identidad e individualismo, a los que hemos dado forma con nuestros pensamientos.

Pero es imprescindible que nos olvidemos de nosotros mismos para seguir a Jesús hacia adentro del silencio y descubrir quiénes somos realmente, criaturas de Dios. Y sí, cuando entramos en el bosque del silencio nos encontramos con la bella y la bestia, recuerdos olvidados de hermosos momentos y de miedos reprimidos. Nos encontramos ahora en el mundo psicológico / emocional que John Main llamó: “el nivel de consciencia más oscuro de miedos y ansiedades reprimidos” y Laurence Freeman llamó: “distracciones psicológicas”. El silenciamiento de nuestros pensamientos superficiales nos permite ser conscientes del inconsciente personal, donde el “ego” ha depositado todo lo que parecía amenazar nuestra adaptación a nuestro medio ambiente, que constituyó nuestra supervivencia, cuando éramos jóvenes.

La alegría rebosa, la paz reina, las lágrimas fluyen, los sentimientos de enojo e irritación pasan a primer plano. Acepta todo lo que pase: las lágrimas son las lágrimas que no vertiste cuando debiste hacerlo, el enojo y la irritación tampoco fueron expresados en el momento adecuado. Estas emociones están cerrando tu camino hacia tu centro. Déjalas salir a la superficie, identifícalas y acéptalas, sé consciente de ellas sin exteriorizarlas. Cristo el Sanador está trabajando. Estas emociones reprimidas son bloques de hielo, levántalos hacia la Luz y hacia el Amor de Cristo y se descongelarán y podrás dar un paso más hacia adelante en tu camino. No hay necesidad de saber las causas de estas emociones: “sólo llámalas tus demonios y tu corazón las tolerará mejor.”

A veces salen a la superficie traumas escondidos y, si son severos, se necesitará la ayuda de un psicoterapeuta como acompañamiento en el camino. Lo que se necesita es la comprensión, la conciencia de la situación presente y las formas de ocuparse de ella, buscar demasiado las causas puede plantearnos obstáculos - nos volvemos demasiado auto-conscientes, fascinados por nuestra propia historia y nos olvidamos de la razón por la que estamos en este peregrinaje.

A estas alturas el “ego” puede tratar de detenernos completamente en nuestro viaje animándonos con “¡Olvida el pasado! ¿Qué sentido tiene revivir estas emociones?, ¡Están mejor si no las molestamos!”. Pensamientos como “esto es auto indulgente” o “debería estar haciendo algo útil por los demás”, aparecen con frecuencia. El ego se resiste a que profundicemos, haciendo que todo parezca penoso y sin sentido, seco y aburrido. No te dejes engañar. Eres libre de decidir si quieres adentrarte en el silencio de la meditación para sentirte completo y descubrir tu verdadero ser. Confía y persevera. Recuerda que lo que sucede se encuentra en un nivel mucho más profundo que tu conciencia racional. La meditación va más allá de los pensamientos, los sentimientos y las imágenes.

Tu mente superficial puede estar distraída, pero al mismo tiempo la sanación está ocurriendo en un nivel donde tu mente no puede llegar, en un nivel de comunión silenciosa con tu propia conciencia profunda y con la conciencia de Cristo. Persevera en la repetición fiel del mantra, de modo que el mantra se convierta en el sonido armónico de tu interior, que permite que Cristo haga su trabajo, que nos guíe hacia la plenitud.

Derechos Reservados (c) 2024
WCCM Latinoamérica