El hecho de que la meditación, la oración contemplativa, es auténticamente cristiana también puede verse en el hecho que en muchas tradiciones cristianas la oración silenciosa forma el centro del culto. Dentro de la tradición Carmelita, Santa Teresa de Ávila fue muy influenciada durante los primeros veinte años de su jornada espiritual por un popular libro llamado “Tercer Abecedario Espiritual” escrito por Francisco de Osuna, un monje franciscano; en él recomienda rezar repitiendo una frase espiritual. Con él como guía, ella pasó de la oración discursiva a lo que llamó la “oración del silencio” e incluso la “oración de la unión”. Estos modos de rezar se caracterizan por una creciente profundidad del silencio interior y de la quietud. Es una manera de abrir el corazón a Dios en la oración. La “Oración de Jesús”, que se hizo conocida en el occidente en el siglo XIX por medio del delicioso libro El Camino del Peregrino (“Relatos de un peregrino ruso”) de autor anónimo, fue una continuación de la tradición de la oración de la Iglesia Ortodoxa Cristiana Oriental, conocida como “La Oración del Corazón”. Una vez más nos encontramos con que se enfatiza la repetición de una frase - oración que nos lleva al silencio interior y a la soledad. Tanto esta tradición, como la que nos redescubrió John Main en los escritos de Casiano, están basadas en las enseñanzas de los Padres del Desierto – Evagrio Póntico fue una importante fuente de inspiración para ambos.
En Inglaterra del siglo XIV, La Nube del No Saber, de autor anónimo, nos recomienda el mismo modo de oración. Resalta el “atravesar el corazón de Dios con un dardo amoroso en llamas”. Para lograr esto debemos concentrar todo nuestro amor y atención en una palabra. Sugiere que tomemos una palabra como “Dios” o “Amor”, que exprese la intención de nuestro corazón. El movimiento de Thomas Keating de “Oración Centrante” se inspira en ese libro.
El autor de La Nube del No Saber explica lo que hay detrás de toda esta enseñanza de tradición mística cristiana, es decir, necesitamos abandonar los pensamientos para centrarnos en nuestra palabra. “Fija tu mente en ella para que permanezca allí, no importa lo que pase”. O como John Main siempre dice: “Solo di tu palabra”.
Todas las guías espirituales mencionadas son parte de lo que se conoce como la tradición mística de la „vía negativa‟: Dios no puede ser conocido ni descripto por nuestros limitados poderes de razonamiento racional. Por lo tanto, necesitamos abandonar todos nuestros pensamientos, ya sean sobre cuestiones mundanas o espirituales, para así poder estar más abiertos a Él, para escuchar profundamente a la “pequeña y silenciosa voz”. El énfasis está puesto en el Amor, en repetir tu oración con amor y con fe.
En la actualidad, las diferencias que existen entre nuestros respectivos modos de oración, por ejemplo, entre la Tradición Carmelita, la Oración Centrante y la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, son mínimas comparadas con todas las cosas que tenemos en común. Podemos tomar nuestra inspiración de diferentes fuentes. Pero todos estamos comprometidos en reconectar a la gente que se encuentra recorriendo el sendero espiritual con el modo auténtico de oración que nos guía al silencio y a la conciencia de la Presencia de Dios en nuestro corazón.