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Carta 11 – Ciclo 2: Purificando las emociones

Hemos visto la importancia de las virtudes del arrepentimiento y la humildad para nuestro crecimiento espiritual. Pero existen fuertes emociones egocéntricas que pueden bloquear cualquier progreso. En uno de sus trabajos más conocidos, “Praktikos”, Evagrio, Padre del Desierto por excelencia del siglo IV y maestro de Casiano, se dedica en especial a esta importante dificultad. “La vida ascética es el método espiritual para limpiar la parte afectiva del alma”. Aunque Evagrio se estaba refiriendo a los problemas de los ascetas en el desierto de Egipto, sus consejos psicológicos son tan sensatos que también pueden aplicarse a la gente común como nosotros que están transitando seriamente el sendero espiritual.

Evagrio usa el término “demonios” para los irresistibles deseos egocéntricos que pueden alimentar nuestro comportamiento y que nos mantienen centrados exclusivamente en el mundo material. El hombre y la mujer moderna pueden sentirse incómodos por el uso de este término, pero él se refiere a las fuertes emociones egocéntricas, que son el resultado de profundas necesidades instintivas insatisfechas de supervivencia, seguridad, poder, control y estima. El “ego” es nuestro instinto de supervivencia, lo necesitamos y es valioso – es un regalo de Dios. Necesitamos de este instinto para lidiar con los peligros del entorno en donde vivimos. Nuestras necesidades de supervivencia tienen que estar sanamente satisfechas. Pero si se percibe que no lo están, especialmente desde la niñez temprana, necesitamos darnos cuenta de cómo estos deseos naturales pueden estar distorsionados y crecer fuera de toda proporción, transformándose en fuerzas que inconcientemente dirigen nuestro comportamiento en forma demoníaca. Entonces, nos advierte Evagrio, necesitan ser purificadas para volver a su estado natural de equilibrio.

"Nuestro trabajo, según dice, es identificar nuestros demonios personales. Esto lo hacemos mediante la oración / meditación – pidiendo a los poderes espirituales que nos ayuden - y mediante el esfuerzo para llegar al auto conocimiento y conciencia, lo que se logra observando los pensamientos" (1).

Evagrio no nos está pidiendo que observemos las trivialidades que flotan en la superficie de nuestra mente. Eso no tendría sentido y sería terriblemente aburrido. Está preocupado por nuestros pensamientos profundos que son las expresiones de nuestras necesidades insatisfechas y nuestros deseos que no han sido purificados. Debemos prestarles la atención debida a estos pensamientos importantes y a sus asociaciones. Son los únicos indicadores que tenemos de lo que realmente nos motiva para el bien o para el mal. Sin embargo este trabajo que hacemos no es solo para nosotros. Purificando nuestras emociones, curándonos de nuestras heridas, la corriente de amor puro que fluye en nuestro ser verdadero se libra de todo estorbo y quedamos abiertos y llenos de compasión por los demás.

Sí, a veces la vida es solo sobrevivir. Sin embargo aún en las circunstancias más horrorosas encontramos gente que se olvida de sí misma y actúa con integridad, amor y compasión. Etty Hillesum, una mística holandesa que murió en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, apoyó y consoló a todos los que estaban con ella, ya que ella descubrió la esencia Divina en el interior de cada uno. “Algo es cada vez más claro para mí: que Tú no nos puedes ayudar, que nosotros Te debemos ayudar. Y que eso es todo lo que podemos hacer en estos momentos y que también es todo lo que en realidad importa, que protejamos ese pedazo de Ti, Dios, en nosotros… Tú no puedes ayudarnos, pero debemos ayudarte a Ti a defender Tu morada en nuestro interior hasta el final” (Etty Hillesum, Una vida interrumpida).

El propósito de nuestra práctica de meditación no es desembarazarnos del “ego” sino abrirlo al poder sanador del Espíritu, que nos ayuda a ponernos en contacto con “ese pedazo de Ti, Dios.”

(1) Nota de la autora: "Aquí estoy citando a Evagrio. En la antigua Iglesia Cristiana existía una fuerte creencia que los Ángeles nos apoyaban especialmente en nuestra oración y que los demonios trataban de estorbarnos. San Pablo siempre habla de poderes visibles e invisibles"

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