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Carta 16 – Ciclo 2:¿Qué es el Misticismo?

El contexto de esta serie de cartas son las enseñanzas que surgen de la tradición mística. Ya hemos tratado algo de la sabiduría que nos llega del Desierto y continuaremos en las cartas subsiguientes examinando las enseñanzas de los místicos a través de los siglos hasta nuestro tiempo.

Pero ¿qué es el misticismo y cuál es la importancia que los místicos tienen para nosotros en nuestro tiempo? Los primeros cristianos no usaban este término, hablaban solamente de ciertas experiencias como el ser místico.

Bernard McGinn, un escritor perceptivo e informado que se ha comprometido con este tema en su serie de libros sobre la historia del misticismo occidental, dice: “El elemento místico en el cristianismo es esa parte de su creencia y prácticas que tienen que ver con la preparación para, la conciencia de y la reacción a lo que puede ser descrito como la presencia inmediata o directa de Dios”.

Este es realmente el objetivo de comprometerse seriamente con la meditación, con la oración contemplativa. Nos permite atravesar el nivel racional de nuestra conciencia ordinaria para llegar a un nivel de conciencia más alto e intuitivo. Nos enseña a “olvidarnos de nosotros mismos”, a abandonar nuestra visión egocéntrica de la realidad, y al hacerlo nos permite trascender el ego y llegar a ese modo de percepción más amplio, más abierto. Nos mueve de un conocimiento basado en la realidad a otro animado por la sabiduría de la Realidad Divina. Luego entramos en estados donde solo “sabemos” sin saber, donde somos sostenidos en el amor. Es un modo de llegar a estar completamente vivos, desde la vida centrada en la supervivencia hacia una con significado, tal como John Main lo expresa maravillosamente.

Cada vez más hombres y mujeres de nuestra sociedad están comenzando a comprender que nuestros problemas personales y los problemas que enfrentamos como sociedad son básicamente problemas espirituales. Lo que cada vez más de nosotros comprendemos es que el espíritu humano no puede encontrar satisfacción en el mero éxito material o en la prosperidad. No es que el éxito material o la prosperidad sean malos en sí mismos sino que simplemente no son adecuados como la respuesta final o primordial para la situación humana… Para conocernos, entendernos y para tener una perspectiva clara de nuestros problemas y de nosotros mismos, simplemente debemos hacer contacto con nuestro espíritu”.

La meditación nos conduce a un sendero donde podemos “encontrar nuestro espíritu” y este sendero no sólo es para los místicos sino también para todo el mundo. Los místicos son nuestros científicos investigadores, ellos prueban que se puede hacer, y todo lo que dicen está basado no en la teoría sino en la experiencia. La perseverancia dedicada y fiel nos lleva hacia nuestro Centro, a la presencia del espíritu en nuestro interior, donde nuestra esencia “emana de y es renovada por la vida de la Trinidad que se derrama amorosamente” (John Main, De la palabra al silencio)

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